lunes, 17 de octubre de 2011

Carpe Anticipationem


El sábado fuimos a ver Contagio. Tiene lógica, claro. Es el estrenazo del mes, sembrado de estrellas y estrellitas y dirigida por el maestro de los saltos radicales entre tramas, Stephen Soderbergh. No entramos en si la película es lenta (que lo es), si ver a Gwyneth Paltrow haciendo de muerta refuerza mi teoría de sus dos expresiones faciales o si cansa un poquito ver a Matt Damon en sus papeles de “pobre hombre tristón” (ya hace años que nos convencisteis de que es buen actor, pero entre Bourne y estos arrastrados, hay más cosas ¿no?), no, no creo que valga comentar muchas cosas de la película. Lo que más me llamó la atención de la experiencia Contagio, es como vivimos las expectativas y las anticipaciones.

Los que damos cierta importancia a estar al día de la Res Mediatica, aun cuando seguimos una disciplinada (o no) política de no spoilearnos y poder tener al máximo la sensación de sorpresa al ver una obra, jugamos conscientemente al “ya lo sabía”. Sabemos más o menos qué y quién va a salir, consultamos fechas de estreno para dosificar lo mejor posible los inputs y tenemos el concepto al día… no nos pasará como al tipo de ayer que murmuraba delante de los carteles de lo que se proyectaba en el multisalas: “Uy, si hacen una película del Capitán Trueno, ah, pero aún no, que pone ‘Próximamente’”… Pues no, caballero, que los responsables de la sala hayan colocado un cartel promo en lugar del oficial, no quita que ya se estrenó la semana pasada y como no fue nadie a verla la quitarán la que viene…Si le hacía ilusión verla, como no estaba al tanto, se va a quedar con las ganas, por poco informado”… Pero como siempre, estoy divagando…

Volvamos a Contagio. Aun a sabiendas de que la dirige quien la dirige podríamos pensar que es muchas cosas: una peli de terror por virus global y por ende de humanidad convertida en zombies; una fábula de ciencia ficción al respecto de la dependencia del status quo o más bien, un drama de situación con sus toques de crítica social liberal habitual en Soderbergh. Por ejemplo ¿Vamos a ver papelazos o los personajes son fichas que cumplen con la función de poblar el tablero global de la historia? Al final, la he descrito sucintamente y con poca precisión como “Un Vidas Cruzadas (Short Cuts) con Gérmenes” … entendiendo a la obra de Altman como ejemplo del género de la historia coral, los argumentos no tienen nada que ver, claro… Su resultado satisfará más o menos, pero hemos visto una película de la que sabíamos cuatro cosas, especulamos otras cuatro y acabamos con un resultado más o menos imprevisto.

Llevamos una temporada en que la anticipación es un elemento tan importante como el visionado en sí. Si no, ¿por qué se da tanto bombo, no sólo a los trailers, sino también a los teasers o los innumerables carteles de ‘próximamente’? En la taquilla anunciaban que la nueva película de Taylor Lautner proyectaba “en exclusiva” el trailer de Amanecer, Primera Parte. ¿Me estáis diciendo que pensáis que hay gente (las carpeteras también son personas) que si ya era favorable a ver la película, especialmente si son Team Jacob, van a decidirse gracias a ese trailer? Está claro que por ahí van los tiros.

Hace unas semanas vimos La Cara Oculta. Es un claro ejemplo de lo determinante que es el peso de los estímulos previos cuando llegas a la sala. Pocos días antes asistíamos al pase del trailer, uno de esos en los que “te explican todo” Pero no era así. Te deja muy claro una parte de la premisa, algo que en otro tiempo se hubiera dejado como giro inesperado en la propia historia, pero a estas alturas es mucho más práctico decirle al espectador: “sabemos que has visto mucho cine y que no se te va a hacer raro nada de lo que te explique. Mira, te voy a contar una cosa: en esta película una chica se queda encerrada en una habitación secreta de una casa… no te digo si al principio, a mitad o como parte del desenlace, no te digo si vive o muere, no te digo si es un drama, un thriller o una película de fantasmas”. Llegas a la proyección, la chica se queda encerrada a los cinco minutos y el resto es un redescubrimiento de lo que ya creías conocer…


Por supuesto, seguirá habiendo historias en las que inicio, nudo y desenlace son previsibles al milímetro; aventuras en las que lo importante será lo que vemos y no lo que nos cuentan; incluso diálogos que superaran con ingenio a una manida trama… al fin y al cabo el trailer de Los Vengadores se ha estrenado esta semana, y nadie, ni lectores que conocen la historia de los ‘Héroes Más Poderosos de la Tierra’ ni espectadores de a pie que los últimos años han disfrutado con las aventurillas de Iron Man, Thor y Capitán América, espera que se haga ninguna revolucionaria revelación, pero nuevamente nos dirigimos con anticipación a la próxima novedad.

Después de la época en que ver un trailer supusiera automáticamente la respuesta cínica de “pff, ya me han contado toda la película” o “está claro que han sacado las mejores escenas”, no deja de ser relajante comprobar que estos ejercicios de anticipación nos dan herramientas para que disfrutemos de algo en más aspectos que no se puede reducir al propio consumo. Antaño una historia era una historia, ahora, parafraseando al filósofo, una historia de ficción es, más que nunca, la historia y sus circunstancias.

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